Abrazas la flor hasta asfixiarla,
aquella que tuvo la osadía
de besar mis labios con ilusión.
Marchita entre tus dedos
se esfuma al igual que la amenaza.
Insensato, crees protegerme
y no sabes que empieza a gustarme.
Una sensación recorre mi cuerpo,
embarga mis días, altera mis sueños
y en ellos, creo ser libre.
Me veo danzando entre los campos,
con el gracioso impulso de un viento mágico,
sólo puedo aspirar tu perfume
y envuelto en el
despierto a tu lado.
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