Canto con mi charango
melodías de antaño y
añorando vuestra sonrisa
me invade el recuerdo.
Viajo en una hoja de sauce
impulsado por el dulce viento
que besa mi frente como un padre.
Soy de la puna y sus encantos,
mastico el maíz de mis ancestros,
disfruto modelando el barro.
No tengo bucles de choclo,
mi cabello es negro como la noche
y mi piel bajo los pastizales
tostado como el maní serrano.
Oh, no puedo ocultar mi tristeza,
la ausencia de vida me desgarra,
Arrancar las gruesas cadenas,
disolver la hipocresía y
la complicidad perversa
es tarea impostergable.
En 1998 TaniaLibertad con su disco La vida, ese paréntesis de Mulata Records y Alfaguara, presenta poemas de Mario Benedetti con el valioso aporte de Víctor Merino en la musicalización, dando por resultado una obra sin igual. Es un disco para escuchar una y mil veces y para los que leen muy poca poesía es una oportunidad extraordinaria para conocer la obra del gran Mario, todos los poemas incluidos en el Cd pertenecen al libro del mismo nombre y son interpretados magistralmente por la cantante quien también tuvo la colaboración de Joan Manuel Serrat y de Willie Colón en dos temas.
Los temas del disco son:
01. Papel mojado (con Joan Manuel Serrat)
02. Recién nacido
03. Nostalgia
04. El barrio
05. Niños y niños
06. No sé quién es
07. Papam habemus
08. Piernas
09. De vereda a vereda
10. Muchacha (con Willie Colón)
Comparto unas líneas de José Saramago refiriéndose al disco:
Ahora Tania Libertad canta a Mario Benedetti, ese gran poeta a quien tan bien le sentaría el nombre de Mario Libertad…
Son dos voces humanas, profundamente humanas, que la música de la poesía y la poesía de la música han reunido. De él las palabras, de ella la voz.
Oyéndolas estamos más cerca del mundo, más cerca de la libertad, más cerca de nosotros mismos.
Uno de mis temas (poemas) favoritos:
Papel mojado
Con ríos
con sangre
con lluvia
o rocío
con semen
con vino
con nieve
con llanto
los poemas
suelen
ser
papel mojado.
Lo que deja sobre mi piel son caricias de un tiempo marchito, ilusión que se desvanece al trazar figuras absurdas en mi espalda. Rastros inútiles cargados de aroma gastado en trasnochadas experiencias. Escucho los gemidos impregnados en el piso aterciopelado que nos cobijó. Sólo eso queda, sólo eso. No siempre fue así, hubo un tiempo cuando las noches se hacían eternas en su regazo y aquel misterio de su voz recorría la profundidad de mi alma al quitar suavemente mi coraza.